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La directora de la Organización de Trasplantes se presenta para una plaza fija en su propio organismo | Sociedad

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La directora general de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Beatriz Domínguez-Gil, es candidata a obtener una plaza fija en el organismo autónomo que ella misma lidera. Domínguez-Gil se ha presentado y ha sido admitida para una selección para personal médico en su centro, dentro de un proceso cuya organización de las pruebas y propuesta de composición de tribunal dependen de la propia ONT. La encomienda para que sea el organismo quien gestione estos procesos y proponga los miembros del tribunal a Sanidad fue publicada en el BOE el pasado noviembre por la propia Domínguez-Gil y la Subsecretaría del Ministerio de Sanidad, días después de que apareciera la convocatoria de la plaza. La alto cargo sostiene que tiene derecho a optar a esa plaza, a la que concurren otros siete candidatos, y que le permitiría ser fija tras casi 20 años trabajando sin serlo para el organismo de trasplantes.Entre otras potestades en el proceso, la organización, que coordina a escala nacional los trasplantes de órganos en el país que encadena 33 años como líder mundial en ese ámbito, tiene la de proponer los miembros que forman parte de los tribunales de las pruebas selectivas. La propuesta de composición partió de la secretaría general del organismo de trasplantes, confirma a este diario Domínguez-Gil. La presidenta del tribunal es la jefa del Servicio Médico de la ONT, nombrada por ella a su llegada al cargo, en 2017.El tribunal del proceso selectivo inicial estaba compuesto por cinco miembros titulares, tres de ellos personal de la propia ONT. Pero varios miembros titulares y suplentes han pedido ser sustituidos. Entre ellos, han renunciado la secretaria, María del Mar Carmona, que es técnica superior en la ONT, y una de las tres vocales, Alicia Pérez Blanco, que tiene puesto de facultativo especialista en la misma organización.A la pregunta de por qué en el tribunal aparecen personas que dependen jerárquicamente de Domínguez-Gil, un alto portavoz del Ministerio de Sanidad señala que ya han sido sustituidos, el pasado marzo, por otras personas que no pertenecen a la ONT. Sin embargo, no consta que entre ellos se haya reemplazado a la presidenta del tribunal, dependiente jerárquicamente de la candidata. El ministerio remite a la “discrecionalidad técnica” del tribunal que “motu proprio” puede identificar incompatibilidades.Este diario ha tenido acceso a escritos de renuncia a formar parte del tribunal, entre los que miembros designados esgrimen que “el artículo 23 de la Ley 40/2015, de 1 de octubre, de Régimen Jurídico del Sector Público establece como motivo de abstención en el apartado e): ‘Tener relación de servicio con persona natural o jurídica interesada directamente en el asunto, o haberle prestado en los dos últimos años servicios profesionales de cualquier tipo y en cualquier circunstancia o lugar”. Pero, a pesar de ello, la presidenta del tribunal, nombrada directamente por una candidata al proceso, no consta que haya renunciado.Además de proponer la composición del tribunal y otros aspectos del proceso, el organismo que dirige gestiona las solicitudes de la participación, la propuesta de admitidos y excluidos, y las fechas y lugar de celebración de los ejercicios.La directora, que lleva 19 de sus 54 años en la ONT, esgrime que se presenta a la plaza porque lleva trabajando desde 2006 en el organismo, primero como “médico de a pie” y luego como directora general —es decir, por designación política—, pero siempre sin fijeza. “Cuando me incorporé más del 50% de la plantilla era interino. Hasta que fui nombrada directora general nunca hubo ningún proceso de estabilización”, explica a EL PAÍS. “En 2018 recibí la encomienda de Sanidad de hacer un proceso de estabilización, al que yo habría querido presentarme, pero como lo tenía que conducir yo, no podría. La disyuntiva era presentarme y estabilizar mi situación laboral o dirigir el proceso”. Domínguez-Gil optó por lo segundo “por responsabilidad con el organismo”.Domínguez-Gil asegura que la estabilización responde a una indicativa de Función Pública que afecta a la ONT como a “trabajadores de todos los ministerios” y que el concurso de méritos para su plaza tiene en cuenta “el tiempo trabajado” y en ningún caso “ser directora”, algo que “no tiene valor dentro del concurso, con una valoración objetiva”.Las bases del proceso, publicadas en el BOE el 22 de noviembre de 2024, recogen que es preciso contar con el título de médico especialista y que la selección consiste en un concurso de méritos que “va dirigido a evaluar las competencias profesionales de las personas aspirantes y consistirá en la valoración por el Tribunal” de acuerdo con un baremo de méritos que concede un máximo de 70 puntos a los candidatos por su experiencia profesional y otros 30 por formación y actividad docente, científica e investigadora.“Soy alto cargo y dependo de una designación política”, señala la directora general, designada en la última etapa de Gobierno del PP, aunque no tiene constancia ni temor de ser cesada tras ocho años en el cargo bajo administraciones de distinto signo político: “No tengo ninguna inquietud sobre mi continuidad”. De hecho, Domínguez-Gil recalca que se considera “una víctima del sistema”, por no tener fijeza tras llevar “mucho tiempo dedicada al servicio público”. “Llevo prácticamente toda mi vida profesional en un organismo que creo es modélico y al que dedico 24 horas al día y me encuentro en esta situación”, explica.La directora muestra a este diario que tiene dudas sobre si continuará o no en el proceso, porque afirma que ha concurrido a otro de empleo público en la Comunidad de Madrid como especialista en nefrología y que aparece segunda en la selección resultante.La legislación que regula el ejercicio de altos cargos de la Administración General del Estado (Ley 3/2015) recoge en su artículo 11.2 que “se entiende que un alto cargo está incurso en conflicto de intereses cuando la decisión que vaya a adoptar (…) pueda afectar a sus intereses personales, de naturaleza económica o profesional, por suponer un beneficio o un perjuicio a los mismos”. También, el Estatuto Básico del Empleado Público en su artículo 52.5 señala que “se abstendrán en aquellos asuntos en los que tengan un interés personal, así como de toda actividad privada o interés que pueda suponer un riesgo de plantear conflictos de intereses con su puesto público”.Un alto portavoz del Ministerio de Sanidad señala que el puesto al que opta Domínguez-Gil forma parte de un proceso general de ofertas de plazas fijas para acabar con la temporalidad en el sector público. La directora, en interinidad, tiene “todo el derecho de presentarse” y Sanidad no ve que haya “conflicto de intereses” en que concurra una directora general que está en situación laboral interina desde 2006.En el listado provisional de aspirantes admitidos publicado por la Subsecretaría del Ministerio de Sanidad el pasado marzo, Domínguez-Gil aparece en una lista provisional de ocho solicitantes a una única plaza para incorporar como personal fijo a un médico especialista. El puesto es, por tanto, de nivel A1, el de mayor rango dentro del sistema de clasificación de los empleados públicos. La directora figura en segunda posición en el listado, si bien este no está ordenado por orden de prelación, sino por orden alfabético de apellidos de los candidatos.La plaza para la que compite es para médico especialista y deriva de la convocatoria a la que Domínguez-Gil renunció a presentarse. Aquella convocatoria, tras resolverse, dejó vacante una de ellas, para médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública. En cambio, el puesto que se oferta ahora es para médico especialista de cualquier especialidad. Domínguez-Gil es nefróloga y, de haberse mantenido el requisito de la primera oferta de empleo, no podría haber optado a él. La doctora asegura que en “la ONT, cuando se cubren plazas, [estas] no van con especialidad en concreto”. Desde el Ministerio de Sanidad, el portavoz asegura que “para este proceso, que es masivo, para estabilización se sacan las plazas sin especialidad específica”.Domínguez-Gil fue nombrada directora general el 12 de mayo de 2017 a propuesta de la entonces ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, del PP. La ONT, fundada en 1989, es un organismo público autónomo, adscrito al Ministerio de Sanidad. En 2010 recibió junto a The Transplantation Society el Premio Príncipe de Asturias en Cooperación Internacional “por su determinante labor en el establecimiento de los principios médicos y éticos que rigen los procesos clínicos y la investigación científica relacionada con los trasplantes”. Desde el año de nombramiento de Domínguez-Gil, la ONT tiene rango de Dirección General del Ministerio de Sanidad. En 2022 percibía un salario de 90.762,38 euros brutos anuales, según el portal Transparentia.La organización tiene por misión “promover la donación y el trasplante con equidad” y “ejercer de coordinador nacional de todas las comunidades autónomas”, recoge su web. Sobre Domínguez-Gil, la página corporativa destaca que el hecho de que fuera “una doctora del equipo del Dr. Matesanz [Rafael Matesanz, el fundador de la ONT] ha permitido dar continuidad al proyecto, seguir creciendo y seguir siendo un referente a nivel internacional”.¿Tiene algo que contar? Escriba al autor a [email protected]


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