
El anuncio de búsqueda de voluntarios más famoso del planeta posiblemente jamás existió. “Se buscan hombres para un viaje peligroso. Salarios bajos, frío extremo, largos meses de completa oscuridad. Dudoso regreso sanos y salvos. Honor y reconocimiento en caso de éxito”, publicó el explorador polar Ernest Shackleton en la prensa londinense en 1914, según la leyenda, antes de emprender viaje a la Antártida. Los cardiólogos Borja Ibáñez y Valentín Fuster, del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), hacen ahora un llamamiento menos épico, pero más trascendental: se buscan 8.000 personas voluntarias para intentar encontrar “la cura de la aterosclerosis”, la acumulación de grasas y colesterol en las arterias que puede provocar letales infartos cerebrales o del corazón. El resultado de su experimento puede salvar millones de vidas.Ibáñez detalla las condiciones básicas para participar: tener entre 18 y 69 años y no ser consciente de padecer ninguna enfermedad cardiovascular. Un periodista de EL PAÍS ―de 46 años, 176 centímetros y 85 kilos― se presenta voluntario. El equipo del CNIC, en Madrid, le realiza gratuitamente durante dos horas pruebas médicas que costarían miles de euros: una ecografía tridimensional de sus arterias carótidas (en el cuello) y femorales (en las ingles), un escáner de su corazón, un electrocardiograma, un análisis de sangre y orina, fotografías del fondo del ojo para valorar los vasos sanguíneos de la retina. La ecografista Virgina Mass suelta una frase lapidaria mientras desliza su sonda por el cuello del voluntario: “Lo importante es la carótida interna, que va directa al cerebro”.La aterosclerosis es un problema omnipresente pero invisible. Seis de cada diez personas aparentemente sanas, de entre 40 y 55 años, ya tienen señales de la enfermedad en sus arterias, según reveló un estudio previo del CNIC con 4.000 trabajadores del Banco Santander. “El colesterol es la base del 70% de todas las enfermedades cardiovasculares. Y las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo”, alerta Ibáñez. Cada año matan a 20 millones de personas.La última prueba del nuevo ensayo es una sofisticadísima técnica que usa rayos X para obtener una imagen nítida del interior de las arterias del corazón: la angiotomografía computarizada. El participante recibe una dosis pulverizada de nitroglicerina debajo de la lengua, para dilatar esos vasos coronarios. “Tranquilo, no va a explotar”, bromea el cardiólogo Carlos Pérez, en la boca del túnel de la máquina en la que se introduce el voluntario. La enfermera Pilar Hernández le inyecta 60 mililitros de un tinte inocuo a base de yodo en las venas. El efecto secundario es llamativo. “Sentirás calor genital, pero es totalmente transitorio”, advierte el médico.Placa de grasa y colesterol en la arteria carótida, en una imagen tridimensional creada a partir de una ecografía.CNICLos resultados de las pruebas llegan dos semanas después. La ecografía revela la existencia de una placa de unos seis milímetros cúbicos de grasa y colesterol en la arteria carótida izquierda, sin tamaño suficiente para obstruir el flujo de sangre al cerebro, pero inquietante. El informe de la angiotomografía computarizada muestra otras dos plaquitas en las arterias del corazón, una de ellas causante de un leve estrechamiento.El propio Borja Ibáñez explica los resultados al voluntario. “No hay nada alarmante, eres el paradigma de este ensayo clínico”, asegura. Con una persona de 46 años con tres plaquitas y sin síntomas, lo normal sería no hacer nada, pero el equipo del CNIC propone todo lo contrario: una intervención agresiva y precoz, basada en deporte y en una alimentación sana, pero también en fármacos. Ibáñez receta al voluntario un comprimido diario de rosuvastatina, un medicamento libre de patente que cuesta unos 20 céntimos y aumenta la degradación del colesterol malo en el hígado. “Tus placas son muy pequeñitas, pero tenemos que evitar que progresen. Y, si pueden desaparecer, que desaparezcan”, sentencia.Los cardiólogos Valentín Fuster y Borja Ibáñez (derecha), en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares, en Madrid, el 3 de noviembre.Juan BarbosaIbáñez, nacido en Madrid hace 50 años, es un entusiasta de la banda británica Iron Maiden. En alguna ocasión ha bautizado sus experimentos con nombres inspirados en este grupo de música heavy metal, pero el nuevo ensayo se llama simplemente REACT: ante señales tempranas de la aterosclerosis, hay que reaccionar (react, en inglés). “En el estudio previo con los trabajadores del Banco Santander, hemos visto que plaquitas como estas o incluso mayores desaparecían a los seis años en un 8% de los participantes, precisamente los que cambiaron sus hábitos de vida, perdieron mucho peso, hicieron mucho ejercicio”, expone el cardiólogo, director científico del CNIC. “Nosotros pensamos que, con este abordaje más directo y agresivo, ese 8% espontáneo se puede convertir en un 80%. Si conseguimos identificar precozmente la aterosclerosis y curar el 80%, el impacto será brutal. Es una enfermedad que hasta ahora se considera crónica e irreversible, pero nosotros estamos convencidos de que podemos curarla”, proclama.El despliegue de recursos del nuevo ensayo es totalmente inusual. La Fundación Novo Nordisk ha puesto 23 millones de euros para financiar esta primera fase, realizada con 8.000 voluntarios en el CNIC y otros 8.000 en el Hospital del Reino de Copenhague (Dinamarca). En España ya se han apuntado unas 5.300 personas desde que se inició el experimento el año pasado. Los cardiólogos españoles quieren tener una muestra representativa de la población, así que ahora van a emprender una búsqueda activa de ciudadanos que habitualmente no se apuntan a los ensayos clínicos, como los residentes en pueblos o los vecinos de barrios obreros con bajos ingresos.Análisis de las arterias del corazón mediante una angiotomografía computarizada, en el CNIC, en Madrid.Pablo MongeEn la segunda fase, entre 2027 y 2032, los participantes se dividirán en dos grupos. En uno de ellos, los voluntarios recibirán el tratamiento que decida su médico de atención primaria. En el otro, la intervención precoz y agresiva que propone el CNIC. Esa segunda etapa costará unos 40 millones de euros, que también pondrá la Fundación Novo Nordisk, una organización danesa que dedicó 1.350 millones de euros a financiar proyectos científicos y medioambientales el año pasado. La fundación maneja la fortuna de Novo Nordisk, una empresa fundada en 1923 que primero se enriqueció con la producción de insulina y ahora es célebre por fabricar el Ozempic, el fármaco superventas usado contra la diabetes y la obesidad.Ibáñez imagina un futuro en el que a toda la población, desde los 18 años, se le hará una sencilla revisión anual, que incluirá factores como la medición del perímetro de la cintura. Si la persona supera un umbral determinado por una calculadora de riesgo, se analizarán sus arterias carótidas y femorales con un simple ecógrafo portátil. “En cuanto se identifique que ya se está desarrollando la aterosclerosis, hay que intervenir los factores de riesgo. Si es a los 20 años, a los 20 años. Nuestra hipótesis es que cinco años de medicación, pronto en la vida, puede equivaler a 35 años de medicación mucho más tarde”, opina.La comida basura y el sedentarismo, entre otros factores, han hecho que el número de casos de enfermedades cardiovasculares en el mundo se haya duplicado desde 1990, pasando de 311 millones de personas a 626 millones. “Hoy en día tenemos los mejores tratamientos para todas las patologías, pero, paradójicamente, las enfermedades cardiovasculares están aumentando. ¿Qué estamos haciendo mal?”, se pregunta el director científico del CNIC. “Pues estamos haciendo mal toda la prevención primaria antes. Cuando se presenta la patología clínica la tratamos muy bien, pero, si cada vez tenemos más pacientes, es porque lo estamos haciendo fatal. Hay que poner todo el foco en la prevención”, exhorta.El cardiólogo insta a las autoridades a ser mucho más contundentes contra la comida basura. “Yo sería ultraagresivo. Le diría a las grandes empresas que venden esto: ¿Quieres seguir vendiendo estas cosas procesadas? Pues toma impuestos. Vas a financiar la comida sana con lo que estás vendiendo de comida insana. Y los impuestos, dedicados a subvencionar que la gente tome aceite de oliva, verduras, fruta y demás”.
Se buscan miles de voluntarios para un experimento que pretende salvar millones de vidas | Ciencia
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