El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha esgrimido los “asesinatos brutales” de “cristianos inocentes” como justificación para atacar objetivos del Estado Islámico (ISIS) en el noroeste de Nigeria. Pero entre las víctimas de la violencia yihadista en este país africano hay miembros de diferentes confesiones religiosas, tanto cristianos como musulmanes, según asegura el propio Gobierno nigeriano, que reconoce la elevada cifra de víctimas en este conflicto, pero rechaza que se trate de un “genocidio”. Tanto iglesias como mezquitas son atacadas, así como mercados y otros lugares de reunión. “No hay un intento sistemático e intencional, ni por parte del Gobierno ni por parte de ningún grupo serio, de atacar a una religión en particular”, aseguró hace unas semanas el ministro de Información, Mohamed Idris.Nigeria, el país más poblado de África —con unos 235 millones de habitantes— y uno de sus principales motores económicos, se ha convertido en las últimas dos décadas en uno de los epicentros del yihadismo en el continente. Los grupos terroristas más conocidos son Boko Haram y la Provincia del Estado Islámico de África Occidental (ISWAP, por sus siglas en inglés), que operan sobre todo en el noreste y en el lago Chad. Pero en los últimos años han surgido otros grupos radicales en el noroeste, en particular en los Estados de Sokoto y Kebbi, entre los que se encuentra Lakurawa, que mantiene vínculos con la Provincia de Estado Islámico del Sahel (ISSP), con base en las vecinas Malí y Níger. Estados Unidos anunció este jueves que había bombardeado campamentos del Estado Islámico (ISIS) en Sokoto. Estos grupos armados, que tratan de imponer su visión radical del islam, llevan a cabo ataques contra la población, protagonizan secuestros y asesinatos en masa, extorsionan a civiles y se enfrentan con las fuerzas de seguridad. En el noreste, en los Estados de Borno, Yobe y Adamaua, Boko Haram e ISWAP compiten entre sí por el control del territorio y han protagonizado numerosos enfrentamientos, mientras que en el noroeste Lakurawa combate contra bandas organizadas de delincuentes que se dedican también al pillaje, el robo y el secuestro. De hecho, este último grupo surgió como una milicia de autodefensa frente a bandidos y posteriormente se radicalizó bajo la influencia de la rama del ISIS en el Sahel. Su líder es Ameer Habib Tajje.A esta violencia, que se produce sobre todo en el norte del país, se suma la conflictividad entre pastores y agricultores en las regiones del centro, donde también se han registrado ataques contra comunidades enteras. Desgaste interno del presidente Al igual que le ocurriera a sus predecesores Goodluck Jonathan y Muhammadu Buhari, el actual presidente nigeriano, Bola Tinubu, está sufriendo un enorme desgaste interno por toda esta violencia, que el Gobierno ha sido incapaz de frenar. En este contexto, Trump incluyó el pasado octubre a Nigeria en la lista de “países de especial preocupación” por sus violaciones de la libertad de culto, y amenazó con “una acción militar rápida” si no se ponía fin a las masacres de cristianos.A principios de octubre, el senador republicano Ted Cruz aseguró en X que, desde el año 2009, un total de 50.000 cristianos habían sido asesinados “en masa” en Nigeria y que 18.000 iglesias habían sido quemadas, acusando al Ejecutivo nigeriano de “ignorarlo e incluso facilitarlo”. Trump amenazó también con cortar toda la ayuda humanitaria a Nigeria, ya muy mermada tras los recortes de la agencia norteamericana USAID.Las autoridades nigerianas reaccionaron con rapidez y se abrió una ronda de conversaciones que ha desembocado en nuevos acuerdos. El pasado lunes, Abuja daba por cerrada la crisis. “La reciente disputa diplomática con EE UU se ha resuelto en gran medida mediante un compromiso firme y respetuoso que culminó en una asociación reforzada” entre ambos países, aseguró el ministro Idris. Este jueves, el Ministerio de Asuntos Exteriores nigeriano se apresuró a señalar a través de X que los ataques estadounidenses contra el ISIS en el noroeste se habían llevado a cabo “en el marco de una cooperación en materia de seguridad con EE UU”. Las relaciones entre EE UU y Nigeria son muy sólidas. Washington es consciente del peso demográfico y económico de este país, pero también de su liderazgo en la región occidental del continente. Para Abuja, el gigante norteamericano, donde vive una robusta diáspora nigeriana, no es solo su primer socio comercial, sino un importante aliado en materia de defensa y su principal donante de ayuda.
Trump justifica su ataque a Nigeria por la masacre de cristianos, pero las víctimas del yihadismo son de todas las confesiones | Internacional
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