El daño que los aranceles de Donald Trump han hecho a los mercados financieros no va a diluirse como un azucarillo pese a la tregua de 90 días anunciada para su aplicación —después de que los inversores pusieran a los bonos de Estados Unidos contra las cuerdas— ni a pesar de la actual fase de negociaciones. La caótica guerra comercial declarada desde la Casa Blanca al resto del mundo está cambiando paradigmas asentados desde hace años en el ánimo de los inversores y creando una desconfianza hacia los activos estadounidenses que tiene en las últimas semanas su principal reflejo en la debilidad del dólar.Un dólar más débil es la aspiración de Trump, la pieza sobre la que ganar competitividad para reindustrializar la economía del país una vez levantado el muro de los aranceles. Pero esa debilidad se está construyendo a fuerza de sacrificar el estatus indiscutible del billete verde como divisa refugio y de elevar seriamente las probabilidades de una recesión económica. Contra pronóstico, el dólar ya se ha depreciado en lo que va de año casi el 10% frente al euro y en su primera reacción al anuncio faraónico del republicano, sufrió el 3 de abril su mayor caída frente a la divisa europea de los últimos 10 años. El pasado 10 de abril, cuando el mercado europeo recogía con euforia la tregua a los aranceles que la noche anterior había disparado Wall Street, el euro avanzaba en su apreciación y continúa su camino alcista pasados los días. La relativa estabilidad de los mercados financieros de la presente semana no está devolviendo la inversión hacia el dólar.Los expertos prevén la continuidad de la debilidad de la divisa estadounidense, lo que abre un nuevo escenario global para la inversión que deja inesperados ganadores y perdedores. Por un lado, la inversión directa de empresas e inversores europeos en EE UU se va a ver muy influida por el efecto divisa: las ganancias bursátiles de Wall Street, de haberlas, o los beneficios empresariales cosechados en Estados Unidos van a menguar en su conversión a euros. En lo que va de año, el inversor europeo que apostó por la Bolsa estadounidense para 2025 ya está sufriendo una pérdida aún mayor si convierte a euros su patrimonio. Así, al descenso de índices y acciones estadounidenses hay que sumar la depreciación del dólar, en el caso de que la cartera no se haya cubierto con el riesgo divisa. En el lado de los ganadores aparecen sin embargo los países emergentes, con tanta frecuencia en vilo ante las subidas de tipos de la Fed y para los que ahora un dólar más débil puede ser un contrapunto con el que afrontar los estragos de la guerra comercial.Goldman Sachs, el gigante estadounidense de la banca de inversión, es tajante en su previsión de un dólar más débil y en su efecto sobre la inversión. A la hora de calcular el beneficio por acción y la valoración de las acciones europeas, en la entidad reconocen que “la exposición a la economía estadounidense y al ajuste del dólar es más significativa que cualquier cálculo mecánico de tarifas”. Toda una enmienda al supuesto beneficio de tener negocios en la mayor economía del mundo. La previsión de Goldman Sachs es que el dólar se siga depreciando en los próximos meses al entorno de las 1,20 unidades por euro y de las 1,39 unidades por libra esterlina. “Esperamos que la reciente debilidad del dólar persista”, explica el banco. Una debilidad que prevé sea especialmente evidente en el índice que mide el valor del billete verde en relación con una canasta de monedas extranjeras que incluyen el euro, el franco suizo, el yen, el dólar canadiense, la libra esterlina y la corona sueca.El efecto divisa apunta por tanto a ser un factor muy presente en las cuentas de resultados de las empresas. Y en esta ocasión no por la depreciación de las divisas latinoamericanas, que tan a menudo han hecho mella en los beneficios de multinacionales españolas como Telefónica, Santander o BBVA, sino por la del dólar. Estados Unidos ha sido un destino preferente para el crecimiento exterior de las empresas europeas en los últimos años y alrededor del 30% de los activos de las cotizadas europeas están en este país, frente a un porcentaje inferior al 20% de 2013, según datos de Goldman Sachs. Y en cuanto a las ventas, Estados Unidos es con diferencia el mercado exterior que más factura para las empresas europeas, con el 26% del total. Los sectores más dependientes de EE UU en sus ventas son el de medios de comunicación y el de salud, frente a una exposición mínima del sector inmobiliario europeo.Para el inversor en Bolsa europeo, Estados Unidos también es determinante, ya que la mitad de su exposición a renta variable tiene como destino Wall Street. Esa exposición se ha ido elevando a medida que fueron creciendo las ganancias de la Bolsa estadounidense y, en especial, de sus gigantes tecnológicos. Quien quisiera invertir en inteligencia artificial ha optado en los últimos años por los siete magníficos. Pero al declive bursátil de estos valores, común ahora al conjunto de la Bolsa estadounidense por el peso de los aranceles, se añade el factor en contra para el inversor europeo de la depreciación del dólar. Así, la caída en el año superior al 10% que acumula el S&P se amplifica al 18% en su conversión a euros. Y el retroceso del Nasdaq, del 15% en dólares, aumenta al 23% en euros.El inversor europeo en activos estadounidenses tiene la opción de elegir vehículos denominados en euros o de cubrirse por el riesgo divisa, aunque ello tiene un coste. Ángel Olea, director de inversiones de Abante, explica que la cobertura en dólares puede tener un coste del 2% de la inversión, en función del diferencial de tipos entre EE UU y la zona euro, de modo que si el dólar no se deprecia al menos en esa cuantía durante el año se habrá perdido dinero. “En caso de que el dólar se depreciara hasta las 1,20 unidades por euro, optaríamos por eliminar todas las coberturas por tipo de cambio”, añade. Sería el mínimo a partir del que esperar una posterior apreciación del dólar que dejara un efecto positivo para la inversión en euros.La debilidad del dólar, que explica en parte las caídas de la Bolsa estadounidense, está contribuyendo a diversificar la inversión desde Estados Unidos a otras geografías, también más allá de Europa. Los mercados emergentes, a pesar de estar en el disparadero de los aranceles de Trump son una alternativa y una depreciación del billete verde también les beneficia. Tradicionalmente, la subida de tipos de interés en EE UU y la consiguiente apreciación del dólar ha sido motivo de inquietud para las economías emergentes, con elevados niveles de deuda en dólares. Pero en los últimos años estas economías han ido reduciendo sus déficit y ganando solidez financiera con la que afrontar las alzas de tipos en EE UU. Así, la andanada de ascensos que inició la Reserva Federal en 2022 no provocó en esta ocasión el desequilibrio financiero de los países emergentes, que ahora van a encontrarse con el escenario contrario: tipos de interés y dólar a la baja en Estados Unidos.Según explican desde Aberdeen Investment, los activos denominados en divisas locales han resistido ante las expectativas de un dólar estadounidense potencialmente más débil en medio de un ciclo de recorte de tipos más rápido y profundo. En lo que va de año, el real brasileño, el peso mexicano y el zloty polaco se han apreciado frente al dólar entre el 4% y el 10%. “Esto debería dar a los bancos centrales de los mercados emergentes margen para seguir recortando los tipos de interés oficiales”, defienden en la gestora, a pesar de que la volatilidad de las últimas jornadas también haya afectado a las citadas divisas.Desde Conviction Equities (boutique de Vontobel) también apuntan que las cotizadas de mercados emergentes obtienen una gran parte de sus ingresos en esos mercados, un 77% frente al 23% que obtienen de los mercados desarrollados. ”Este elevado nivel de ingresos nacionales contrasta fuertemente con la percepción generalizada de que las empresas de los mercados emergentes son muy sensibles al comercio mundial y al ciclo económico”, explican en la firma, donde además destacan el cambio gradual que se está produciendo en los últimos años en el equilibrio de poder de las relaciones comerciales, con el aumento de los intercambios entre los propios países emergentes. Los aranceles que ahora enarbola Donald Trump, y con los que pretende dinamitar décadas de globalización comercial, están detrás de una debilidad del dólar que no apunta a ser pasajera y que sin duda va a dibujar un nuevo mapamundi de la inversión.
Nuevo mapamundi de la inversión con un dólar más débil: quién gana y quién pierde | Mercados Financieros
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