La tormenta Byron causa estragos en una Gaza desamparada tras más de dos años de destrucción israelí. Las fuertes lluvias han comenzado a remitir, pero las autoridades descubren este viernes las devastadoras consecuencias del pico de intensidad de las horas previas en un territorio con cientos de miles de personas viviendo en tiendas de campaña y más del 90% de edificios dañados o destruidos. Desde el jueves, 14 personas, tres de ellas niños, han perdido la vida por derrumbes ocasionados por el viento y la lluvia, o por hipotermia, según el recuento difundido por el Ministerio del Interior del Gobierno de Hamás. Al menos 13 inmuebles se han venido abajo. Los equipos de rescate contabilizan 4.300 peticiones telefónicas de ayuda y 27.000 tiendas de campaña convertidas en inservibles, inundadas o arrastradas por el agua o los fuertes vientos. El portavoz de la Defensa Civil, Mahmud Basal, ha explicado que una casa previamente dañada en un bombardeo se ha desplomado sobre una familia, matando a seis de sus miembros. También un muro, sobre una tienda de campaña. Sin apenas medios, los equipos de rescate han tardado horas en extraer seis heridos de entre los escombros. Eran los supervivientes de una familia de ocho en un edificio de cinco plantas que se desplomó en Beit Lahiya, en el norte.FotogaleríaLa gran mayoría de víctimas han sido registradas este viernes. La última niña muerta por hipotermia es Hadil al Masri, según fuentes hospitalarias. Tenía nueve años y se encontraba con su familia en un refugio para desplazados. También en la capital y por hipotermia pereció horas antes un bebé: Taim al Jawaja. Se suman a Rahaf Abu Jazar, la bebé de ocho meses que “murió repentinamente de frío” mientras dormía desprotegida, según contaba su madre, Hejar Abu Jazar.Un niño palestino limpia el agua de lluvia de su tienda de campaña en un campamento temporal que alberga a palestinos desplazados en la ciudad de Gaza, este viernes.NurPhoto (NurPhoto via Getty Images)Palestinos desplazados viajan en una carreta tirada por burros en una calle inundada por la lluvia en la ciudad de Gaza, este viernes.Mahmoud Issa (REUTERS)Un niño palestino camina por una zona inundada en un campamento en Deir al Balah, este viernes. Abdel Kareem Hana (AP)Lamia Abdel Dayem, de 30 años, revisa su tienda inundada en un campamento de desplazados en Deir al Balah, en el centro de la franja de Gaza, este viernes.Abdel Kareem Hana (AP)Desplazados palestinos, rodeados de agua tras las intensas lluvias que han inundado el campamento en Nuseirat, este viernes.Mahmoud Issa (REUTERS)Un hombre achica agua en un campamento de desplazados inundado en Nuseirat, este viernes. Mahmoud Issa (REUTERS) Un palestino desplazado intenta retirar el agua de su vivienda improvisada en Deir al Balah (Gaza), este viernes. Moiz Salhi (Anadolu/Getty Images)Un palestino carga sus pertenencias en un campamento de refugiados inundado en Nuseirat, este viernes. Mahmoud Issa (REUTERS)Un desplazado palestino rodeado de agua en un campamento en Nuseirat, este viernes. Mahmoud Issa (REUTERS)Un palestino retira agua con una cubo en una zona inundada por las fuertes lluvias en la zona de Maghazi en Deir al Balah, este viernes.Moiz Salhi (Anadolu/Getty Images)Un hombre camina por una zona inundada en la zona de Maghazi en Deir al Balah (Gaza), este viernes. Moiz Salhi (Anadolu/Getty Images)Palestinos se protegen de las intensas lluvias en una vivienda improvisada en Gaza, este viernes.Anadolu (Anadolu via Getty Images)Son las consecuencias de la decisión del Gobierno de Benjamín Netanyahu de convertir Gaza en inhabitable, no solo con bombardeos, sino también con demoliciones por bulldozers y explosiones controladas, en una destrucción sin parangón desde la Segunda Guerra Mundial. La ONU cifra en 300.000 las tiendas de campaña, casas móviles y caravanas que necesita la población y cuya entrada vienen bloqueando las autoridades israelíes, pese al alto el fuego que rige desde octubre. Algunas de las que usan hoy los gazatíes son más bien un conjunto de plásticos y de trozos de acero rescatado de los escombros. Lo ilustraba a la cadena Al Jazeera Hani Ziara, un padre refugiado en Ciudad de Gaza tras la destrucción hace meses de su casa: “Cuando empieza el viento, todos sujetamos los postes para evitar que la tienda se caiga”.Lamia Abdel Dayem, de 30 años, revisa su tienda inundada en un campamento de desplazados en Deir al Balah, en el centro de la franja de Gaza, este viernes.Foto: Abdel Kareem Hana (AP)La tragedia es también fruto del rechazo de Israel al ingreso de maquinaria pesada o de bombeo de agua, que justifica en el riesgo de que acaben en manos de las milicias palestinas, principalmente Hamás. En Beit Lahiya, los vídeos muestran el intento de acceder a los sepultados con apenas palas y una radial. La Organización Internacional de Migraciones ha lamentado el retraso en la entrada de materiales de refuerzo de los débiles refugios, como madera y paneles de contrachapado, así como de sacos de arena y bombas de agua para ayudar con las inundaciones. Su endeblez afecta sobre todo a los cerca de 795.000 desplazados (más de un tercio de la población de Gaza) que malviven en zonas bajas y llenas de escombros. Tienen mayor riesgo de inundación, por carecer de drenaje ni barreras de protección.El responsable de la operación de la Organización Mundial para la Salud, Rik Peeperkorn, ha señalado, además, en una teleconferencia desde Ginebra que la combinación de la tormenta Byron (y las condiciones invernales en general) con la falta de agua y de saneamiento provocarán “un aumento de las infecciones respiratorias agudas, incluida la gripe, y hepatitis y enfermedades diarreicas”, informa la agencia Efe.Serán los nuevos muertos invisibles de la invasión israelí, los que pierden la vida por las circunstancias que ha creado, como los de estos días por Byron. Otros 383 sí lo han sido por fuego israelí en los más de dos meses de tregua permanente, en la que el ejército israelí ha reducido notablemente los ataques y se ha replegado al 58% de la Franja, pero sigue bombardeando o disparando a diario. El pasado 29 de octubre, tras anunciar la pérdida de un soldado en una emboscada de Hamás, las Fuerzas Armadas lanzaron allí una oleada de bombardeos que se llevó 104 vidas; 46 eran de niños y 20, de mujeres. Horas más tarde, Netanyahu anunció que el alto el fuego “volvía a regir”.

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