EL PAÍS ofrece en abierto la sección América Futura por su aporte informativo diario y global sobre desarrollo sostenible. Si quieres apoyar nuestro periodismo, suscríbete aquí.Cuando Nathali Encarnación entró al colectivo de Aquelarre no sabía que ella también había sido víctima de violencia sexual. Fue en uno de los talleres que imparten desde el 2020 que entendió que ese señor que se encargaba de dejarla en casa después del colegio cuando solo era una niña nunca tuvo que restregarse en ella. Es por ello que no ha soltado el activismo, porque en República Dominicana son muchas —demasiadas— las niñas violentadas sin ser conscientes de ello. Y muchas otras que, aún conociendo su realidad, no saben a quién contárselo. Según la Encuesta Nacional de Agresiones Sexuales contra la Mujer de 2024, el 18,6% de las mujeres mayores de 18 años ha sido víctima de agresión sexual y el 6,3% ha sufrido un intento de violación. Tres de cada diez de las jóvenes que reportaron acoso sexual dijeron ser menores de edad.Aquelarre RD surge en 2019 para frenar unas cifras que se han normalizado en el país caribeño y también para descentralizar el activismo de la capital. Este colectivo de una veintena de mujeres decidió incidir en la muy conservadora provincia de Monseñor Nouel, en el norte del país, para que las chicas de los municipios de Bonao, Maimón o Piedra Blanca pudieran encontrar en sus barrios la formación, la resistencia y la sororidad de la lucha feminista. Nace de un grupo de mujeres de movimientos estudiantiles que crean un espacio para abordar los problemas de las mujeres negras, rurales, migrantes y disidentes sexuales de los sectores populares, quienes no necesariamente se nombran feministas. “Nuestro objetivo político es la liberación, el buen vivir, que solo es posible con la destrucción de todos los ejes de opresión”, explica Esther Girón, coordinadora general.República Dominicana es el país de América Latina con mayor tasa de embarazos adolescentes.CortesíaUno de los emblemas de Aquelarre —que eligió el nombre en honor a las reuniones de brujas—ha sido el Manual Klk con mi cuerpo, un libro sobre educación sexual integral dividido en seis capítulos que abarcan desde la fecundación, el ciclo menstrual y los principios del consentimiento hasta cómo prevenir las diferentes enfermedades de transmisión sexual y los distintos métodos que existen para protegerse de embarazos no deseados. El manual, que recibe el nombre de una expresión coloquial dominicana para preguntar “¿qué hay?” o “¿qué tal?”, ha sido compartido en 16 escuelas de la provincia y ha alcanzado a más de 3.600 niñas y jóvenes entre 10 y 19 años. Ellas también han repartido más de 300 kits de gestión menstrual que incluyen toallas higiénicas, un gel de baño íntimo, toallas de tela y copas menstruales.República Dominicana es el país de América Latina con mayor tasa de embarazos adolescentes. Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Población (Unfpa), estos ocurren generalmente de manera no intencional, en un marco de desinformación y debido a las relaciones sexuales sin el uso de anticonceptivos o por el uso erróneo de los mismos. También es uno de los cinco países de la región que prohíben bajo cualquier circunstancia el derecho al aborto. En los talleres de Aquelarre, asegura Encarnación, las dudas más recurrentes tienen que ver con el consentimiento y los ciclos menstruales. “Cuando vemos que hay casos de violaciones o abusos, no siempre tenemos la capacidad de responder, deberían asumirlo las escuelas, pero no existen protocolos que sirvan”, lamenta Yanil Abad, una de las fundadoras y activistas del colectivo. “A veces no trascienden porque los abusadores son los propios maestros”.El camino hacia la justicia reproductiva, de acuerdo a Girón, exige repensar la maternidad, la sexualidad y la reproducción desde el plano de lo político y lo público, “por fuera de lo privado donde siempre han sido tratados”. “Para que esto suceda hay que cuestionar profundamente las estructuras androcéntricas que guían las prácticas legislativas, jurídicas y médicas, que siempre han sido esferas dominadas por los hombres”. La primera piedra en el zapato, asegura, es la educación sexual integral, ya que es una asignatura pendiente en el país. Si bien República Dominicana cuenta con un programa escolar al respecto, vigente desde 2002, de acuerdo a la organización Fos Feminista, no cumple ni el 25% de los requisitos universales. “En América Latina y el Caribe [la educación sexual integral] no ha tenido avances sustantivos y se encuentra altamente vulnerable a las crisis democráticas y el incremento de discursos ultraconservadores”, recoge el informe.Este debería englobar las dimensiones físicas, emocionales y sociales de la sexualidad, yendo más allá de los aspectos biológicos de la reproducción humana. Las expertas señalan que ha de ser basada en evidencia, laica y pertinente a cada grupo de edad en cada contexto cultural, en el marco de la equidad y la justicia. A Girón este concepto de justicia se le desvanece al incluir las interseccionalidades de su país. “En la sociedad dominicana predominan las barreras de acceso al sistema de salud sexual y reproductivo fundamentados en el racismo, el estigma y la discriminación. Por ejemplo, tenemos un sistema de salud privatizado, donde existen múltiples barreras de acceso a la atención médica de calidad para las adolescentes, mujeres negras y dominicanas de ascendencia haitiana”. Y recuerda que en un sistema de salud desigual, las principales afectadas son las migrantes y las racializadas. “Ellas corren más riesgos de morir durante los partos, porque no reciben atención adecuada durante los embarazos. Hay racismo durante las consultas, las infantilizan y las colocan en último lugar y tienen menos acceso a la salud”.Las tres reconocen que el activismo agota. Sobre todo en un país permeado profundamente por la religión, y voces dentro y fuera del Gobierno que critican con crudeza a cualquier disidente al conservadurismo. Abad siente que el discurso feminista ha ido calando poco a poco y que ya no “prende la sangre” de los sectores más radicales como hace 10 años. “Pero cuando tocamos el problema de la negritud o la migración… Ahí sí que se vuelve peligroso. Es un tema que mueve muchas fibras aquí. Aunque sabemos que esto nos pone en peligro, alguien tiene que hacerlo”, manifiesta.87 madres y embarazadas deportadas en un díaLa política migratoria de mano dura ha sido una de las banderas del Gobierno de Luis Abinader, reelegido como presidente del país en 2024. A principios de abril, anunció un nuevo paquete de 15 medidas para frenar la migración irregular de población haitiana. Una de ellas consiste en instruir a los hospitales a solicitar identificación, permisos de trabajo o documentación de residencia antes de brindar servicios. Los pacientes que no pudieron mostrar los documentos fueron deportados desde dentro de las mismas salas de consulta.Este mismo lunes, el primer día del plan en marcha, 87 mujeres y 48 niños fueron arrestados en hospitales de todo el país. La mitad de ellas estaban embarazadas y el resto había acabado de dar a luz. En los últimos siete meses, República Dominicana expulsó a más de 180.000 personas a Haití, según datos de la Dirección General de Migración (DGM). Para Girón, el Gobierno está “militarizando las maternidades”. “Está promoviendo una de las olas racistas más deshumanizantes de las últimas décadas contra mujeres negras embarazadas, a las que reduce a la condición de sub-humanidad”.
Aquelarre: las dominicanas que hablan de consentimiento en un país que normaliza el embarazo infantil | América Futura
7 min
