Formula CDMX

Crisis en el club de fútbol Bundestag: “No quiero jugar en un equipo con nazis” | Internacional

7 min


0


Hay momentos, en la disputa política y en la vida, en los que los argumentos se resumen en lo esencial, sin rodeos. “No me apetece nada jugar en el mismo equipo con nazis y ducharme junto a ellos”, declaró al diario Tagespiegel Kassem Taher Saleh, diputado de Los Verdes y centrocampista del FC Bundestag.En la disputa en torno a la selección de fútbol del Parlamento alemán —quién tiene derecho a jugar y quién no; qué valores hay que respetar para poder formar parte del equipo— se reflejan muchas de las tensiones actuales en la política de este país. Un Tribunal de Berlín ha ordenado la readmisión al club de los parlamentarios de Alternativa para Alemania (AfD), el partido de extrema derecha que fue el segundo en las elecciones del 23 de febrero y que constituye el primer grupo de oposición en el nuevo Bundestag.“El problema que tenemos es que AfD sabe presentarse como un partido excluido, y lamentablemente esto les ayuda”, dice el diputado democristiano Fritz Güntzler, un veterano del FC Bundestag, al que pertenece desde 2013 y del que durante tres años fue capitán. Hoy juega de defensa, y tiene las paredes de su despacho en el Bundestag llenas de imágenes y enseñas de su equipo, el Bayern de Múnich, aunque él es de Baja Sajonia. “Por otro lado”, continúa, “entiendo a los colegas que dicen que hay que poner un límite”.A los futbolistas de AfD les pusieron el límite, y fueron excluidos por el mismo principio que rige en la vida política alemana: el del Brandmauer o cortafuegos, lo que en España y otros países se llama cordón sanitario. Es decir, el principio según el cual los partidos del arco llamado democrático, desde la izquierda a la democracia cristiana, limitan al mínimo los tratos parlamentarios con la extrema derecha y se niegan a negociar con ella coaliciones de Gobierno.En una resolución adoptada en marzo de 2024, el FC Bundestag decidió que la pertenencia al equipo de fútbol y a AfD, partido bajo vigilancia de los servicios de inteligencia alemanes por su carácter radical, era “irreconciliable”. O una o la otra. Sucedió en un contexto de manifestaciones multitudinarias contra la extrema derecha tras revelarse una reunión secreta en la que políticos e intelectuales de esta corriente debatieron planes de deportaciones masivas de extranjeros.Una mayoría en el FC Bundestag consideró que el partido de extrema derecha violaba los estatutos del equipo. En concreto, los que consagran “los valores de un orden fundamental liberal-demócrata”, así como “la tolerancia, equidad, renuncia a la violencia” y “el rechazo claro a cualquier forma de nacionalismo”. Aunque la resolución solo se aplicaba, en principio, a los nuevos aspirantes a la selección, los diputados de la extrema derecha dejaron de ser invitados a jugar. Pero el 11 de marzo el tribunal dictaminó que la exclusión de AfD vulneraba las propias normas del FC Bundestag, puesto que estas contemplan que puede pertenecer al equipo cualquier miembro del Bundestag. Está en marcha un recurso ante el Tribunal de Apelaciones.Malte Kaufmann, diputado de AfD en Berlín por el land de Baden-Württemberg, jugaba de delantero hasta que fue excluido. “Me deja estupefacto cada vez que lo pienso, porque es un bofetón en la cara de la democracia, en las decisiones electorales de los alemanes”, se queja por teléfono. “Es un ejemplo de intolerancia y exclusión. Los que dicen que están a favor de la tolerancia y la diversidad no permiten jugar a un partido político que en algunos sondeos ya es el más fuerte de Alemania”.Kaufmann se refiere a un sondeo publicado esta semana por el instituto Ipsos según el cual, por primera vez, AfD obtendría un 25% de votos y superaría por un punto a la Unión Democristiana/Unión Socialcristiana (CDU/CSU) de Friedrich Merz, que debe ser investido canciller a principios de mayo. En las elecciones de febrero, la CDU/CSU obtuvo un 28,6% de votos y AfD un 20,8%.En Alemania, la extrema derecha ya no es marginal. Es central: metafórica y físicamente, como se observaba desde la tribuna de prensa el 25 de marzo, el día en el que se constituyó el nuevo Bundestag. Los 152 diputados de AfD habían salido del rincón y ocupaban buena parte de los escaños de la derecha. Aquel día se escenificó la vigencia del cortafuegos. AfD presentó a un candidato para una de las cinco vicepresidencias de la Cámara, pero el resto de partidos lo rechazaron. Habrá vicepresidentes democristiano, socialdemócrata, ecologista y poscomunista, pero no del primer partido de la oposición.“Los votantes no entienden que se le impida a AfD tener una vicepresidencia aunque su grupo tenga el doble de diputados que otros partidos que sí tienen”, dice el constitucionalista Dietrich Murswiek en un debate con el expresidente del Bundestag, Norbert Lammert, en las páginas del semanario Die Zeit. Lammert replica: “Pero hay una parte todavía más grande de votantes que no entendería que una mayoría de diputados votasen por un candidato de AfD”.En este debate colisionan dos párrafos del artículo 2 del reglamento interno del Bundestag. El primero, que daría la razón a AfD, dice que “cada grupo parlamentario está representado en el presidium del Bundestag al menos por un vicepresidente”. El segundo, que “sale elegido quien obtenga una mayoría de votos de los miembros del Bundestag”. El Tribunal Constitucional dictaminó en 2022 que lo que prevalece es la elección libre y secreta de los parlamentarios.El mismo debate se proyecta en el FC Bundestag aunque, según Kaufmann, de AfD, “es todavía peor”, porque al menos, dice, en el Parlamento participan en el plenario y en las comisiones. En su opinión, el efecto que buscan los otros partidos acabará siendo contraproducente para ellos. “Con cada actuación de este tipo, nos reforzamos”, asegura.Podría escribirse una historia paralela de la República Federal contando únicamente la historia del FC Bundestag, que juega contra equipos aficionados los martes de sesión plenaria y, una vez al año, participa en el campeonato europeo parlamentario junto a las selecciones de diputados de Austria, Finlandia y Suiza. Por sus filas ha pasado un canciller como Gerhard Schröder y ministros que han marcado la historia alemana y europea reciente como Joschka Fischer o Wolfgang Schäuble. El primer partido se jugó el 12 de abril de 1961 en Bonn, entonces capital de la Alemania Occidental. Los diputados derrotaron por 5 a 3 a una selección de la radiotelevisión pública. Tras caer el Muro, y antes de la reunificación en noviembre de 1990, el FC Bundestag se enfrentó al equipo de la Cámara Popular de la República Democrática Alemania en el estadio del Dynamo de Berlín, el equipo asociado a la Stasi, la policía política germano-oriental. Empataron a dos. Poco después ambos países se reunificaban y, con ellos, sus parlamentos y equipos.Fue un momento feliz para Alemania y el FC Bundestag. La crisis actual refleja otro momento: el del aumento de la extrema derecha y el desconcierto de los partidos moderados.“Cómo tratar a AfD se plantea en muchos ámbitos, y el FC Bundestag es el más pequeño, pero es un reflejo de lo que ocurre en el Bundestag”, dice el democristiano Güntzler. Y recuerda las amistades que ha labrado en césped con diputados de otros partidos y cómo esto ha beneficiado al trabajo legislativo. Él defiende, por ahora, no aceptar jugadores del partido de extrema derecha. “Puede que su objetivo sea dividirnos. No se puede permitir que ocurra”.


Like it? Share with your friends!

0

What's Your Reaction?

hate hate
0
hate
confused confused
0
confused
fail fail
0
fail
fun fun
0
fun
geeky geeky
0
geeky
love love
0
love
lol lol
0
lol
omg omg
0
omg
win win
0
win