Se supone que la mente no deja de trabajar ni inconsciente. Salvo con un buen esfuerzo, no es fácil dejarla vacía. Sin embargo, hay veces en las que de pronto se queda en blanco. No hay manera de recuperar el hilo, de decir lo que se quiere decir. Ni siquiera se recupera como pensamiento o idea vaga. Ahora, varios investigadores han reunido todo lo que se sabe sobre este fenómeno. Sostienen que genera un patrón de actividad cerebral específico y diferenciado que puede recordar a cuando se sueña. Según ellos, estos lapsus mentales tienen que ver con cambios en la excitabilidad de varias zonas del cerebro y no se puede escapar de ellos.En un artículo científico publicado en la revista Trends in Cognitive Sciences, sus autores empiezan destacando cuánto se desconoce de quedarse en blanco. No es solo que falte una definición única, es que se desconoce qué lo provoca, si refleja una ausencia temporal de conciencia, se debe a lapsos de atención o es el resultado de problemas de memoria, lenguaje o al acceder al contenido. Además, es un fenómeno de muchas caras, puede aparecer mientras se está hablando, pero también cuando se piensa en silencio y no se encuentra lo que venía después, cuando se oye música e incluso cuando se sueña, produciéndose lo que llaman sueños sin contenido.“Por eso es un tema tan fascinante”, dice en un correo Athena Demertzi, directora del Laboratorio de la Fisiología del Conocimiento de la Universidad de Lieja (Bélgica) y coautora de este trabajo. “En nuestra revisión, intentamos conectar los casos típicos de mente en blanco (las pequeñas lagunas que pueden ocurrir en nuestra vida cotidiana) con otros tipos de experiencias sin contenido que ocurren durante el sueño (por ejemplo, los sueños blancos) o las prácticas meditativas”, añade. Con este enfoque buscaban identificar fenómenos potencialmente relacionados. “Sostenemos que esta familia de ‘mentes en blanco’ podría quizás compartir algunos mecanismos y que un tipo puede arrojar luz sobre los demás”, completa.Buscando la base, los investigadores han usado dos técnicas de imagen distintas que registran la actividad cerebral, resonancia magnética funcional y/o electroencefalogramas, con personas a los que les pedían que dejaran la mente en blanco. Aunque reconocen que no es lo mismo un vacío mental espontáneo a otro inducido, vieron que se registraban patrones específicos distintos de otros estados mentales. Se produce una especie de desactivación de un complejo circuito que conectan distintas zonas del cerebro.“Creemos que la mente en blanco espontánea, incluso también la inducida, pueden producirse debido a un fenómeno de intrusión local del sueño”, mantiene Demertzi. “Cuando la mente se queda en blanco repentinamente, puede deberse al cansancio y a que parte del cerebro se ha quedado cerca de caer en la somnolencia. Si bien aún estás despierto, es posible que parte de tu red cerebral esté funcionando menos eficientemente”, aclara. En apoyo de esto, en los electroencefalogramas, vieron que aparecían ritmos similares a los de cuando se duerme (las llamadas ondas lentas) que podrían interrumpir el procesamiento normal de la información. “Desde una perspectiva de red, esto se asocia a un exceso de conectividad, que también podría alterar los procesos cognitivos. La mente podría experimentar una especie de vacilación, provocando un breve vacío”, termina la investigadora.Lo que han observado los autores de este trabajo en los años que llevan investigándolo es que estos vacíos mentales tienden a aparecer durante el desarrollo de tareas mentales exigentes, en las que tienen que intervenir varias zonas del cerebro con todas sus interconexiones. Pero también pueden emerger durante niveles elevados de activación, por ejemplo, inmediatamente después de un ejercicio físico intenso. En cuanto a su incidencia, no hay datos en la vida real, pero durante las pruebas en el laboratorio, estos lapsos pueden aparecer más del 10% del tiempo en el que se desempeña alguna función cognitiva. Por perfiles, aunque todos pueden quedarse en blanco, los menores y mayores con un trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).Thomas Andrillon, del Instituto del Cerebro de París y coautor del trabajo, recuerda que los momentos de la mente en blanco se incrementan con la presión y privación del sueño. “Dado que el 50 % de los adultos y niños con TDAH presentan trastornos del sueño, que a menudo provocan somnolencia diurna excesiva, creemos que el aumento de la mente en blanco en el TDAH podría ser consecuencia directa de una disminución de la vigilia diurna debido a problemas de sueño”, explica.Desde el Instituto de Estudios Avanzados en Humanidades de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido), Adriana Alcaraz recuerda que hay varias teorías sobre este vacío mental. “Una es que el cerebro está en un estado de ‘reposo’, o como se refiere en neurociencia, en un estado por defecto (default)”, dice esta investigadora que no ha intervenido en el estudio. Este default se corresponde con el estado en el que el cerebro está cuando no estamos haciendo nada y suele asociarse a los momentos de divagación. “Otras teorías sugieren que el tipo de estado cerebral que ocurre durante mind blanking es similar al que sucede durante los estados de meditación, o incluso, cuando nos estamos quedando dormidos”, apunta también Alcaraz, cuyo ámbito de estudio son precisamente el sueño y los sueños diurnos. Lo que sucedería es que el cerebro entra en un estado de baja conectividad. Y hay un tercer grupo de teorías, más recientes, que proponen que “cuando la mente está en blanco, nuestro cerebro está en un estado básico de alerta. El cerebro está activado, pero no está procesando nada”, completa.Alcaraz destaca que entender mejor qué es el estado de quedarse en blanco nos permite entender qué pasa en el cerebro cuando no estamos pensando o percibiendo nada: “Nos permite conocer mejor el cerebro en su estado más básico”. Además, debido a su similitud con otros estados del cerebro, como la meditación o el sueño, nos permite “conocer mejor otro tipo de experiencias que resultan más difícil de estudiar experimentalmente”. La investigadora deja un último motivo para estudiar estos vacíos mentales: “En un mundo en el que estamos constantemente con nuestra mente ocupada (trabajando, mirando el móvil, pensando en todas las cosas qué tenemos que hacer), investigar qué ocurre cuando no hacemos nada de eso no solo nos permite conocer más una faceta de nuestra mente, sino que también llama la atención sobre la necesidad de atender más a este tipo de estados y los posibles beneficios que puedan tener”.
El cerebro se ‘duerme’ cuando se queda en blanco | Salud y bienestar
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