La noticia dio la vuelta al mundo. “Un gigantesco meteorito podría haber destruido la ciudad bíblica de Sodoma”, tituló la revista Forbes. Un equipo de científicos estadounidenses acababa de presentar pruebas de que “una explosión cósmica en el aire” destruyó hace 3.600 años Tall el-Hammam, una población en el valle del río Jordán, en la actual Jordania. Los investigadores mostraban imágenes de la “capa de destrucción” hallada en el yacimiento arqueológico, con metales derretidos que sugerían que las temperaturas superaron los 2.000 grados. Una nube de sal levantada por el estallido habría provocado el abandono de toda la región durante siglos. Y los autores sostenían que el recuerdo de esta catástrofe podría haber sido el origen del relato bíblico de la destrucción de Sodoma. La revista científica que publicó aquel estudio en septiembre de 2021, Scientific Reports, lo ha retirado este jueves porque los editores han descubierto “errores claros” y ya no se creen las conclusiones.El Dios de los cristianos “hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego desde el cielo”, según la Biblia, porque sus habitantes “eran malvados y pecaban gravemente contra el Señor”. El relato bíblico es confuso, pero tradicionalmente se ha interpretado que los hombres sodomitas tenían sexo entre ellos libremente. El Corán es más claro, atribuyendo estas palabras al pastor Lot: “¿Os entregáis a una abominación que nadie en el mundo ha cometido antes? Vais a los hombres con deseo, en vez de a las mujeres: ¡Sois, realmente, una gente desaforada!”. La esposa de Lot, al mirar hacia atrás en su huida de la destrucción divina de Sodoma, se convirtió en estatua de sal.El estudio retirado era obra de varios fundadores del Grupo de Investigación de Cometas, un equipo de científicos, sobre todo estadounidenses, con la misión declarada de “encontrar pruebas de impactos de cometas y concienciar sobre ellos antes de que tu ciudad sea la próxima”, según afirman en su web. El director de la organización, el geólogo Allen West, está indignado. “Mis coautores y yo estamos en total desacuerdo con la retractación”, explica a EL PAÍS.West, habitual de documentales sobre catástrofes pretéritas, reconoce que, como proclamó el cosmólogo Carl Sagan, “afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias”, pero recuerda otra frase del mismo autor: “La supresión de ideas incómodas puede ser habitual en la religión y la política, pero no es el camino hacia el conocimiento y no tiene cabida en la ciencia”. El geólogo sostiene que “un pequeño pero ruidoso grupo de científicos ha buscado activamente silenciar el debate sobre la explosión aérea en Tall el-Hammam”. Él y sus colegas, asegura, volverán a publicar el estudio, incorporando “nuevos datos sobre la direccionalidad de la onda de choque y el cuarzo deformado” en el suelo del yacimiento.El yacimiento arqueológico de Tall el-Hammam, en Jordania.Universidad de California en Santa BárbaraLos fundadores del Grupo de Investigación de Cometas están convencidos de que en ese lugar de Jordania hubo una explosión aérea mayor que la ocurrida en 1908 sobre la región siberiana de Tunguska, donde un objeto extraterrestre se desintegró en la atmósfera, provocando una energía “mil veces superior” a la de la bomba atómica de Hiroshima. “Los críticos pensaron que podían suprimir esta discusión, pero han fracasado. Nos estamos limitando a esquivarlos para que el debate sobre estas explosiones aéreas extremadamente peligrosas pueda continuar”, afirma West.La revista que publicó su estudio, Scientific Reports, pertenece al mismo grupo editorial que Nature, referente de la mejor ciencia mundial. La calidad de ambas, sin embargo, es muy diferente. Nature es selecta. Scientific Reports es la revista que más estudios publica en el mundo, con más de 20.000 trabajos al año. La experta alemana Stefanie Haustein ha calculado que esta megarrevista ingresó 100 millones de euros en cuatro años gracias a las tasas que cobra a los autores por publicar con acceso abierto para los lectores: unos 2.400 euros por cada estudio. Con el actual modelo de negocio, miles de revistas tienen un incentivo perverso: cuantos más estudios publiquen, más ganarán, independientemente de la calidad.El anuncio de la supuesta explosión aérea que habría inspirado el relato bíblico de Sodoma provocó una polémica inmediata, pero el editor en jefe de Scientific Reports, el químico Rafal Marszalek, defiende su actuación durante estos cuatro años. “Ha sido un caso complejo, en el que surgieron diversas inquietudes a lo largo de varios meses, pero las objeciones finales planteadas han socavado las conclusiones del artículo, haciendo necesaria su retractación”, explica a este periódico. La revista ya detectó en 2022 “un nivel de manipulación inapropiado” en decenas de las imágenes del supuesto impacto. En marzo de ese año, el geólogo Steven Jaret, del Museo de Historia Natural de Estados Unidos, argumentó que los supuestos minerales derretidos por el objeto extraterrestre podrían ser más bien restos de recipientes de cerámica horneados por los habitantes de Tall el-Hammam.El editor en jefe afirma que su reevaluación se ha basado en la validez de los resultados, “nunca en las posturas ideológicas de las partes involucradas”. Scientific Reports publicó hace dos días otro análisis de dos expertos independientes sobre los “malentendidos” alrededor de la explosión de Tunguska, que habrían provocado las “interpretaciones erróneas” de los indicios hallados en Tall el-Hammam. En ese texto, Andy Bruno y Mark Boslough, de las universidades de Indiana y Nuevo México, critican que el Grupo de Investigación de Cometas haya dado por buenos datos falsos que circulan desde hace décadas, como que el suceso de Tunguska derribó más de 80 millones de árboles de la taiga siberiana.A su juicio, un evento similar, si es que existió, no habría sido suficiente para generar la destrucción descrita por el geólogo Allen West y sus colegas. El editor en jefe de la revista cree que este nuevo análisis “demuestra errores claros” y confirma las inquietudes surgidas desde el primer momento. “Los editores ya no confían en la fiabilidad de las conclusiones presentadas y han decidido retractar el estudio”, sentencia Marszalek.
Sodoma y Gomorra no fueron destruidas por el impacto de un objeto extraterrestre | Ciencia
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