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Valentijn Hoogenkamp, escritor: “El género es una opción en la infancia hasta que llegas a la escuela y decides ser lo más normal posible” | Cultura

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En febrero de este año, el escritor no binario neerlandés Valentijn Hoogenkamp (Zaandam, 39 años) ascendió hasta la cima de la montaña Kedarkantha, en la India. Era el único europeo en un grupo de 29 personas, algunas procedentes del sur del país y que vieron allí por primera vez la nieve. Fue un viaje sanador después de un periodo turbulento de su vida. Un suceso trágico, la muerte de su madre en 2018 por un cáncer asociado al gen BRCA1, que ha heredado, le llevó a pedir en 2021 una mastectomía bilateral para reducir el riesgo de padecerlo. El cirujano que iba a operarle se empeñó en convencerle de que sin unos implantes mamarios su cuerpo quedaría “estéticamente indeseable”. Ese choque hizo aflorar su infancia, “cuando el género es una opción”, asevera. “Hasta que llegas a la escuela y, para tener amigos, decides ser lo más normal posible”.La confusión generada por su cambio entre sus amigos, familiares y expareja se convirtió en Antiboy, un ensayo publicado en Países Bajos en 2022. Traducido ahora al español por la editorial Bunker Books, se ha presentado esta semana en Barcelona y Madrid, y el autor está emocionado.Más informaciónEn el curso de una videollamada efectuada poco antes de empezar ese viaje, Hoogenkamp explica que está aprendiendo español para poder absorber la traducción de Antiboy, que le enfrentó de golpe con su situación personal. El libro, escrito con aliento poético, encaja en la denominación de coming of gender (llegada al género), y refleja la inseguridad acerca del cambio y la vergüenza que ello genera. En la versión española, debió escoger desde el primer momento entre el masculino y el femenino. Optó por el masculino. “En el original en neerlandés no tuve que elegir porque la gramática es distinta, y eso refleja mejor mi confusión. Voy aprendiendo las complejidades del género a medida que avanza la narración”, dice. “En español hay pocas palabras para definir que no siento que tenga un género”, cuenta, con un ejemplar de la edición española en la mano. Habló con su traductora, Catalina Ginard Féron, y le dijo que “si usábamos pronombres neutros como elle o elles, no se haría hincapié en la vergüenza y confusión de Antiboy, y eso cambiaría el tono del texto”. Cree que fue una buena elección, “porque mi pronombre como Valentijn tambié es él [hij/hem] en neerlandés”.El escritor explica que creció en una familia con una cierta inversión de roles tradicionales, ya que su madre iba en moto y escalaba montañas y su padre quería niños y le encantaba cuidar a su hermana y a él. Ambos progenitores trabajaban a tiempo completo y había otras tres mujeres que les criaron. “Se puede decir que había muchas madres: las tres niñeras y mi padre, y mi madre, que estaba escalando montañas”. El progenitor le ha apoyado desde el principio en su transición de género. Con gran delicadeza, Valentijn recuerda que, en la niñez, “tu aspecto exterior no tiene que ver con cómo te sientes por dentro”. Al llegar a la escuela, sin embargo, se presentó durante años “con la imagen más femenina posible” para encajar.El entendimiento llegó con la mastectomía, a la que se sometió voluntariamente. Cuando el médico le dijo que le reconstruirían el pecho con unas prótesis, resurgió toda su crianza. “Me pareció que un implante sería como un disfraz de mujer, y yo no lo quería de forma permanente”, recuerda. Pasó miedo porque no encajaba en la visión del facultativo: “Cuando le dije que quería quedarme plano, contestó que eso era estéticamente indeseable”. Fue muy duro, porque le espetó que él estaba sobrecualificado si no reconstruía la mama, y dejó su caso en manos de otro colega. “Me gustaría ir a un médico y no tener que justificar que no me siento mujer y que no deseo implantes, y que lo respeten”, asegura. Para luego subrayar: “Si alguien no se sabe explicar bien en cuestiones de género, la sociedad debería ser amable y mostrar curiosidad, en lugar de temor”.El escritor Valentijn Hoogenkamp, en el camino de Kedarkantha (India), una montaña en el Himalaya.Todo este recorrido vertebra Antiboy, que refleja la complejidad de acercarse incluso a seres muy queridos cuando estos se sienten amenazados por un cambio como el del autor. “Bienvenida a la parte del libro que recoge la reacción de mi expareja”, dice con media sonrisa. Estuvieron juntos siete años y se trata de un escritor muy conocido en Países Bajos. En la obra se llama Pier y lamenta con firmeza la pérdida de su pareja como mujer. “Él trataba de simplificar la situación, y cuando volví de la consulta médica, confundida por un cirujano que actuaba como si fuera un padre declarando lo que es bueno para ti, el miedo mismo al cáncer y la confusión de género, mi pareja me dijo que era lesbiana”.Hoogenkamp seguía haciéndose preguntas, y entonces habló con un examante que es hoy un hombre trans. En la obra su nombre es Slimane, y este le preguntó a Valentijn si pensaba que tal vez era no binario. Fue un descubrimiento. “Volví a casa aliviado para decirle al que aún era mi novio que yo no era lesbiana. Era no binario”, recuerda. “Adoro a las lesbianas, pero mi compleja situación no tenía que ver con mi orientación sexual sino con mi género”. No pudo ser, porque la complejidad de la situación superó a su expareja, que recalcó que a él solo le gustaban las chicas y que tenían que romper. “Después de la operación, me dijo que la persona que yo era antes había muerto. Me quedé frío y en silencio pensando que acababa de amputarme el pecho para evitar la muerte”, declara. Respira hondo, se echa el pelo rojizo atrás y añade: “Estaba dolorido por la operación y era un momento mentalmente delicado, y él me dijo que yo estaba muerto. Y sabía que no podría convencerle de que estaba vivo”, reconoce.Adoro a las lesbianas, pero mi compleja situación no tenía que ver con mi orientación sexual sino con mi género”Su editora neerlandesa, Suzanne Holtzer, le apoyó antes y después de la intervención. “Con mi padre y mi exnovio no podía mostrar miedo porque lo usarían para decirme que no me operase. Con Suzanne, por el contrario, pude ser yo mismo. Y me ofreció además la posibilidad de llevar un diario: Antiboy”, rememora. Holtzer temió haberle presionado. “Pero este proyecto me sacó de la cama tras la operación”, asegura. El desgarro de lo vivido da paso a un presente luminoso. Como si se abriera una ventana, afirma que se siente muy bien después de una curación lenta “por todo este tumulto personal”, y que en el Himalaya sintió “que estaba de vuelta”.Valentijn Hoogenkamp estudió Psicología en la Universidad de Ámsterdam y Escritura en la Universidad de las Artes de Utrecht. Durante esa etapa escribió obras de teatro y poesía, y en 2021 publicó su primera novela, titulada Het aanbidden van Louis Claus (Adorando a Louis Claus), sin traducción al español por ahora. Ha recibido premios literarios en Países Bajos, y explica que deseaba que tradujeran su obra al inglés y al español porque sueña con ir a los países de los idiomas que habla o que quiere aprender, como también el japonés. Le encanta aprender nuevos idiomas, dado que escribe en neerlandés, “que es de ámbito pequeño, y para que una visita a otro lugar no sea superficial, tienes que hablar la lengua”. En inglés, Antiboy apareció en noviembre de 2024 traducida por Michele Hutchinson. En la despedida, asegura: “En realidad, estamos todos juntos escribiendo un gran poema”.


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